HISTORIA VERÍDICA
A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caros, pero descubre con asombro que por milagro no se le han roto.
Ahora este señor se siente profundamente agradecido, y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.
Ahora este señor se siente profundamente agradecido, y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.
INSTRUCCIONES PARA LLORAR
Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.
FIN
Julio Florencio Cortázar nació el 26 de agosto de 1914 en Bruselas, Bélgica. A los cuatro años se trasladó a Argentina . El padre de quien Julio no quiso nunca saber nada, abandona a su mujer y a sus dos hijos. Julio se cría con su madre, una tía, su abuela y su hermana Ofelia, un año menor que él.
Se recibió como maestro de escuela y traductor en la Universidad de Buenos Aires y trabajó en varios pueblos de Argentina como docente; enseñó literatura francesa en la Universidad de Cuyo (1944-1945) renunciando a ésta por su postura contraria al peronismo; formó parte de la Cámara Argentina del Libro en Buenos Aires de 1946 a 1948 y fue traductor independiente en Argentina de 1948 a 1951, año en que se mudó a París, Francia, donde fijó definitivamente su residencia y se ocupó como traductor de la UNESCO, viajando continuamente por toda Europa y fuera de ella mientras desarrollaba una brillante y prolífica carrera literaria, iniciada dos años antes con la publicación de su libro Los Reyes.
El 12 de febrero Julio Cortázar muere de leucemia en la ciudad de las luces y es enterrado en el cementerio de Montparnasse, en la tumba donde yacía Carol Dunlop.
Sin duda una de los máximos exponentes de las nuevas tendencias de la narrativa hispanoamericana
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